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miércoles, 27 de agosto de 2014

George Bush; heredero siniestro

Las acusaciones llueven sobre el actual presidente de los EE.UU. Según varios investigadores, George Bush, como su padre, el ex-presidente son miembros de una sociedad secreta: Skull and Bones (la Orden de la Calavera y los Huesos), algunos de cuyos miembros han sido denunciados por crímenes que van desde el narcotráfico a la conspiración política. ¿Nos encontramos ante exageraciones «conspiranoicas» o ante un poder oculto decidido a hacerse con el control del planeta?
Su imagen es conocida en todo el mundo. Para la mayoría, su nombre se asocia a un conservadurismo a ultranza, partidario acérrimo de la pena de muerte. Se trata de George Bush, Jr., calificado de bruto e indocumentado por conocidos intelectuales de su país. En el reciente Festival de Cine de la Mostra de Venecia, el director Robert Altman declaró que si salía elegido como presidente en noviembre él abandonaría los EE UU.






Pero lo que pocos conocen es el lado oculto de este hombre. Como su abuelo, el senador Prescott Bush, como su padre George Bush y otros varones de su familia, el candidato pertenece a una sociedad secreta de siniestra fama. Según han denunciado varios investigadores independientes, algunos de sus miembros estarían implicados en una serie de crímenes que van desde el tráfico de drogas al racismo partidario de políticas eugenésicas para reducir drásticamente la población del Tercer Mundo y de las minorías étnicas en EE UU. La profanación de tumbas y cadáveres sólo sería, según estas acusaciones, un elemento ceremonial que ilustra las señas de identidad de dicha sociedad.

El 1 de mayo de 1990 la tumba del general Omar Torrijos fue profanada. Unos desconocidos que hablaban con acento extranjero robaron las cenizas de este líder, símbolo de la resistencia ante el poder neocolonial de EE UU. Con el fin de celebrar la reinstauración en el país del poderío norteamericano, estos profanadores sellaron con este ritual la obtención de un nuevo trofeo: las cenizas del general que, según sus partidarios, fue asesinado por la CIA. La operación realizada en Panamá, presuntamente financiada por La Orden de la Calavera y los Huesos, no haría sino continuar una siniestra tradición. Así lo denunciaba NACLA Report on the Americas, una revista política con ninguna afición por el «ocultismo», en su editorial de junio de 1990.

Más de medio siglo antes de que George Bush padre lanzara contra Panamá la Operación «Causa Justa», la Orden a la que pertenecía el presidente ya había hecho lo mismo con el cadáver del revolucionario mexicano Pancho Villa; unos desconocidos abrieron su féretro y le cortaron la cabeza. Se asegura que Skull and Bones, la sociedad secreta formada por la élite de la universidad de Yale, pagó por ella. En mayo de 1918, el senador Prescott Bush -padre del expresidente de EE UU y abuelo de quien compite en estos mismos días por alcanzar el mismo honor- profanó junto con otros miembros de esta sociedad el sepulcro de Gerónimo, el legendario jefe rebelde de los apaches. A mediados de los 80, Ned Anderson, líder de la tribu de San Carlos, reunió documentos, fotografías y otras evidencias sobre esta profanación. Uno de los cómplices de Prescott Bush, Neil Malion, se encargó de «echar ácido sobre la cabeza de Gerónimo, quemando la cabellera y la carne» para que pudiera ser expuesta en sus rituales nocturnos. Esta unión se habría afianzado en el campo de los negocios. Prescott Bush fue quien catapul-tó a Neil Malion a la dirección de Dresser, donde tendría su primer empleo el ex-presidente George Bush, que bautizó con el nombre de Neil a uno de sus hijos.

Más de medio siglo antes de que George Bush padre lanzara contra Panamá la Operación «Causa Justa», la Orden a la que pertenecía el presidente ya había hecho lo mismo con el cadáver del revolucionario mexicano Pancho Villa; unos desconocidos abrieron su féretro y le cortaron la cabeza. Se asegura que Skull and Bones, la sociedad secreta formada por la élite de la universidad de Yale, pagó por ella. En mayo de 1918, el senador Prescott Bush -padre del expresidente de EE UU y abuelo de quien compite en estos mismos días por alcanzar el mismo honor- profanó junto con otros miembros de esta sociedad el sepulcro de Gerónimo, el legendario jefe rebelde de los apaches. A mediados de los 80, Ned Anderson, líder de la tribu de San Carlos, reunió documentos, fotografías y otras evidencias sobre esta profanación. Uno de los cómplices de Prescott Bush, Neil Malion, se encargó de «echar ácido sobre la cabeza de Gerónimo, quemando la cabellera y la carne» para que pudiera ser expuesta en sus rituales nocturnos. Esta unión se habría afianzado en el campo de los negocios. Prescott Bush fue quien catapul-tó a Neil Malion a la dirección de Dresser, donde tendría su primer empleo el ex-presidente George Bush, que bautizó con el nombre de Neil a uno de sus hijos.

El ocultismo de las elites

Fundada en 1832 por William H. Russeli, esta sociedad secreta -que algunos consideran que fue inicialmente la rama americana de la Orden de los Iluminados de Baviera, fundada en 1776- surgió para promocionar a 1os hijos de las elites a puestos de relevancia política, económica y social, con la finalidad de consolidar su influencia en los círculos depoder. Su existencia está tan bien establecida como sus liturgias, aunque los expertos no se ponen de acuerdo sobre su naturaleza. Así, por ejemplo, MassimoIntrovigne, director del Instituto de Nuevas Religiones y el más reputado experto en sectas, recoge la existencia de los rituales macabros y la profanación de la tumba de Gerónimo, pero se inclina por creer que sólo se trata de un «satanismo lúdico» de clase alta inspirado en la tradición de la masonería anglosajona. Se trata un fenómeno muy común entre los jóvenes estudiantes norteamericanos que, si bien integra ritos ocultistas, no presenta más riesgos que alguna gamberrada. Aunque reconoce la pertenencia a la misma de políticos destacados, como el ex presidente George Bush y su secretario de estado, George Shultz, cree que el carácter elitista de Skull and Bones ha facilitado que naciera en torno a ella una «literatura complotista» sin fundamento.

Sin embargo, no son estos los únicos nombres de «La Orden» asociados al poder. También se ha señalado la pertenencia a esta sociedad de otros altos cargos de la Administración Bush, como James Baker III, también secretario de Estado, y de C.Boyden Gray, implicado en el escándalo Irán-Contra y en las conexiones con esta fuerza irregular nicaragüense sublevada contra el gobierno sandinista en los 80.


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